«No dejando de Congregarnos»

«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.» (Hebreos 10:25)
Una característica lamentable que podemos observar en la iglesia latinoamericana es su falta de “sentido de cuerpo”, es decir, la falta de compromiso con una comunidad de creyentes. Es así como miles de personas que profesan fe en el Señor menosprecian su relación con la esposa de Cristo, que es su iglesia. Este comportamiento se debe en muchos casos, a la falta de madurez y a un entendimiento superficial del papel de la iglesia en la vida del cristiano.
Cuanto el creyente entiende que la relación con Dios es un asunto privado y que no requiere de la participación de la iglesia para agradarle, ignora completamente las implicaciones necesarias que se desprenden de su adopción a la familia de Dios y rechaza el señorío de Cristo consciente o inconscientemente.
El versículo que he tomado como referencia para realizar esta corta reflexión es un mandato explícito del Señor que no deja lugar para las dudas. “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre”
Los creyentes que se niegan a obedecer este mandato resisten al Señor y no deberían considerarse como cristianos genuinos por su desobediencia flagrante. Cualquiera sea el argumento que se levante para justificar tal comportamiento debe ser contundentemente rechazado y el profeso cristiano exhortado al arrepentimiento, exponiendo su falsedad e hipocresía. Si alguno se considera creyente no puede dejar de obedecer a su Señor:
“Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.” – Juan 14:23 –
Concluimos pues por el testimonio bíblico que no se puede ser cristiano y permanecer ajeno a la iglesia del Señor.
No se puede ser cristiano y despreciar la iglesia de Cristo.Muchos de los mandatos del Señor solo cobran sentido en la convivencia con otros creyentes. ¿Cómo cumpliría un cristiano con el mandato de “soportaos los unos a los otros” -Efesios 4:2- si decide apartarse de la iglesia porque tiene problemas con otros creyentes? ¿No es esto lo que supone el mandato? A diario hay personas abandonando las iglesias porque tuvieron un problema de carácter personal con otro creyente y lamentablemente no se preguntan: ¿Es esta es una razón Bíblica para alejarme de este grupo de creyentes? La inmadurez, el orgullo, las pasiones más bajas salen a relucir cuando tenemos el más mínimo roce y tendemos a actuar sin discernimiento ¿Cómo demostraremos que somos discípulos de Cristo si no nos amamos los unos a los otros? -Juan 13:35-
La confesión Belga nos enseña en su Art. 28:
“Creemos, en cuanto que esta congregación y asamblea santa es una reunión de los que son salvos, y que fuera de ella no hay salvación1, que nadie, de cualquier condición o cualidad que sea, debe permanecer aislado para valerse por su propia persona; sino que todos están obligados a ella y reunirse con ella2; manteniendo la unidad de la Iglesia, sometiéndose a su enseñanza y disciplina3, inclinándose bajo el yugo de Jesucristo4, y sirviendo a la edificación de los hermanos5, según los dones que Dios les ha otorgado, como miembros entre sí de un mismo cuerpo.”
Es por esta razón que cualquiera sea el caso, aquella persona de decide conscientemente rechazar la comunión con los hermanos debe dudar seriamente de su salvación y probarse a sí mismo si realmente le pertenece a Él, no sea que el día de su venida nos alejemos avergonzados.
El reconocido teólogo R.C Sproul nos dice:
“Es común escuchar personas declarar que no necesitan unirse a una iglesia para ser cristianos. Ellos proclaman que su devoción es personal y privada, no institucional, ni corporativa. Este no es el testimonio de los grandes santos de la historia sino la confesión de un necio.”
El llamado al arrepentimiento en estos casos debe hacerse para que los profesos cristianos que se encuentran separados no se sientan parte del cuerpo de Cristo sin estar sometidos a su señorío. Es necesario que la iglesia sepa distinguir entre aquellos que pertenecen al cuerpo y quienes deben ser tenidos por pecadores rebeldes que necesitan de la gracia de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo.

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